En el marco del Día de la Tierra, las y los invito a celebrar la diversidad de nuestros recursos naturales y a reflexionar sobre el estado actual de la generación de energías limpias en México, porque la transición hacia fuentes de energía renovables ya no es una opción, sino una necesidad imperativa.

No podemos cerrar los ojos al impacto que el cambio climático tiene ya para los habitantes de nuestro país. La sequía se suma a una legislación que obstaculiza la generación de energías renovables, retrasa nuestra transición a fuentes limpias y, por el contrario, impulsa la generación de electricidad basada en combustibles fósiles.

En México le apostamos a seguir construyendo refinerías, mientras en el resto del mundo ya se está avanzando en el desarrollo de energías limpias.

Hoy, en una fecha muy cercana al Día de la Tierra, tenemos que lamentar la devastación de 500 hectáreas de selva para el proyecto del Tren Maya, cuyos beneficios son inciertos, pero lo que sí logró fue la degradación ecológica de la Península de Yucatán con la tala de al menos 7 millones de árboles.

Se necesitan urgentes políticas públicas que cuiden nuestros recursos naturales y eviten este tipo de proyectos que, sin estudios de impacto ambiental, se improvisan sin brindar beneficios palpables para el pueblo de México.

Lo más preocupante es que, en lugar de corregir el rumbo, estamos en franco retroceso. Como ejemplo, en marzo de 2024, sólo 4.6% de la energía del país se generó en plantas hidroeléctricas con tecnología renovables, lo que representa una baja porque en el mismo mes de 2023 había sido de 5.8%, y de 7.8% en marzo de 2022.

En cambio, las plantas de ciclo combinado que usan gas natural, importado mayormente de los Estados Unidos, pasaron de generar 57.4% de la electricidad en marzo de 2022 a 56.8% un año después, y a 61.3% en marzo de este año.

México tiene un enorme potencial para generar energías limpias, desde la energía solar hasta la eólica y la hidroeléctrica, pero insistimos en depender de los combustibles fósiles.

La falta de una transición energética sólida tiene consecuencias devastadoras tanto para el medio ambiente como para la sociedad mexicana. El cambio climático ya genera fenómenos extremos como sequías prolongadas, inundaciones y huracanes más intensos, lo que afecta no sólo la biodiversidad, sino también nuestra seguridad alimentaria y la salud pública.

México es la economía número 15 del mundo por el volumen de su PIB, mientras que Costa Rica es la numero 86. Sin embargo, Costa Rica esta entre los cinco países del mundo más avanzados en generación de energías verdes; el 98% de su electricidad se genera con energía renovable, y aunque los combustibles fósiles aún se usan para transporte, calefacción o cocinar, tienen en marcha un plan para descarbonizar su economía para el 2050.

No hay pretextos, se acabó el tiempo de los discursos y llegó el momento de acciones contundentes. No puede ser que México sea un país rico en recursos y con amplias posibilidades de ser líder en generación de varios tipos de energías renovables y que estemos sufriendo de apagones.

Este Día de la Tierra representa una última llamada para proteger nuestro medio ambiente y recordar que es una responsabilidad compartida. Ciudadanos y gobierno tenemos un papel urgente que desempeñar en la construcción de un futuro más limpio, más seguro y más sostenible para las familias mexicanas.

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