En ocasiones, cuando las jornadas han sido largas en exceso, típicamente uno hace pequeñas pausas para recobrar el aliento, para revisar los avances con algo de calma y porque no decirlo, para reorientar los esfuerzos si es que se requiere. Se vale detenerse momentáneamente.

Extrapolando esa simple analogía, ahora durante la participación de Querétaro en Hannover Messe 2024, la feria de las ferias en Alemania, puedo decir que este estado no es de esos lugares -ni su gente- que se detiene para no moverse más, no es una región de la República mexicana en donde sus habitantes, de antes o de ahora, estén acostumbrados a ver pasar el progreso o a esconderse de los problemas. En Querétaro nos involucramos y nos hacemos parte de la solución cuando los retos tocan la puerta. Nuestra entidad es pequeña en dimensión territorial, en presupuesto quizá, en número de habitantes también (aunque diariamente llegue más de un centenar de personas a querer vivir el sueño queretano …), pero somos grandes en cuanto a la voluntad y arrojo para incorporarnos a mercados y a industrias que pudieran atemorizarnos; nos apasiona crear soluciones e implementar proyectos que movilicen a los tres sectores de la triple hélice (la industria, la academia y al gobierno), nos entusiasma crear y crecer en el proceso.

Me interesa resaltar la importancia de no detenerse. No es hablar de rendirse o conceder en la batalla, hablo de trabajar consistentemente, de entregarse al proceso, de pararse a descansar por unos instantes sí, pero más aún de retomar el camino y continuar. Hablo también de concederse breves pausas y de analizar el o los motivadores principales de aquello que nos vuelve a poner en marcha nuevamente.

Sin que las épocas, por demás interesantes en los tiempos políticos y económicos que vive y vivirá nuestro país y estado los próximos meses, afecten nuestro juicio más de lo necesario, si es relevante recordar que el que esta entidad federativa cuyo nombre tetrasílabo empieza con “Que…” y termina con “…ro” sea un referente en la industria de autopartes con más de 300 empresas y más de 80 mil empleos; que las subindustrias de la manufactura, mantenimiento, reparación y servicios de ingeniería para la industria aeroespacial hayan aterrizado hace más de 15 años (en su resurgimiento propiamente dicho…) y lograran posicionar a la entidad como una de las mejores 10 regiones por su desempeño como destino para la atracción de inversión extranjera directa; que se hayan materializado instrumentos de política pública para la formación del talento para ambas industrias a través de instituciones educativas temáticas para ambos sectores no es casualidad.

No pretendo -y menos en estos momentos- resaltar los logros que los queretanos han acumulado a lo largo de varias décadas, porque aún faltan muchas cosas por arreglar y bastantes retos que superar en conjunto sociedad y gobierno; pero sí pretendo traer a la vista de mis efímeros lectores, que si algo ha sabido hacer Querétaro a lo largo de las últimas 4 décadas es continuar y trabajar consistentemente manteniendo, con ajustes naturales según cada administración estatal y el contexto federal en turno, aquellas acciones y políticas que han resultado, sin importar quién o en qué administración fueron impulsadas para beneficio de la entidad. Se han adaptado, reorientado -o tuneado, dirían los chavos- y se han mantenido exitosas; la clave: trabajar sin detenerse.

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