El crecimiento que se ha tenido en nuestro país ha sido no sustentable, lo cual se observa en la afectación ambiental, agua, atmósfera y suelo. La pregunta sobre la sustentabilidad de las ciudades tiene que ver con la disponibilidad de recursos, con los programas y políticas vigentes sobre su explotación, distribución y aprovechamiento y con las investigaciones sobre su recuperación y reserva.

Desde hace más de medio siglo, cuando se manifestó la sobreexplotación del acuífero en la ZMQ, se tuvo la evidencia para tomar decisiones responsables y moderar su uso.

El abatimiento del acuífero ha llevado a que los pozos disminuyan los volúmenes de agua que aportan, calidad decreciente del agua y mayor gasto de energía eléctrica. No existe evidencia de recarga, por el contrario, los trazadores radiactivos (tritio) no se encuentran presentes en el agua que se extrae y se tienen reportes de que las aguas que se están bombeando tienen antigüedades de más de 10 000 años, por lo que pueden considerarse “aguas fósiles” (comunicación directa con el investigador Dr. Adrián Ortega, Centro de Geociencias de la UNAM, Campus Juriquilla, 2006).

Otra problemática asociada con el agua en el Valle de Querétaro, además de la subsidencia, se refiere a las inundaciones que padece de forma recurrente la región. La administración del gobernador Enrique Burgos realizó gran labor en obras de protección, mediante presas y bordos, así como en construcción de drenes. Luego, el gobierno estatal que encabezó Francisco Garrido, así como el gobierno municipal de Querétaro a cargo de Manuel González Valle, avanzaron en materia de drenes pluviales, sin embargo, quedaron pendientes obras de bordería y presas.

Acueducto II ha sido una alternativa útil para abastecer agua a la ZMQ. El agua que proporciona Acueducto II se origina en la Presa Zimapán y corresponde a la Cuenca del Pánuco, lo que implica un trasvase a la Cuenca Lerma-Chapala en la cual se ubica la ZMQ. Esta obra implicó políticas de restricción en la extracción del agua por bombeo de pozos, para atemperar el abatimiento de las aguas subterráneas y asegurar el suministro necesario.

Luego de Acueducto II, se había previsto que, para atender los requerimientos del futuro, sería necesario realizar mayores inversiones y entre las alternativas observadas se mantenía la atención en la Cuenca del Pánuco, aprovechando el Extorax y al Río Moctezuma.

El Grupo de los Cinco (G5), asociación civil queretana, comprometido con el uso racional del agua y al cual ha pertenecido quien aquí escribe, consideraba que existía la alternativa de abastecimiento en la misma Cuenca Lerma Chapala, construyendo bordería y presas. Conocedores de la materia del G5, especialistas de la hidráulica (Nabil Mobayed, Lorenzo Rubio, Juan González Jáuregui, Antonio Nieto y Eduardo Ruiz Posada, entre otros), observaron que la región de la Cuenca Lerma Chapala si podría aportar el líquido vital para uso en el Valle de Querétaro, con la ventaja de no requerir energía eléctrica, por estar la fuente aguas arriba del mismo Valle, desde la zona de Amealco.

En Querétaro y en el país, es imperativo el cuidado en el uso del agua, es inadmisible el desperdicio. (Continuará)

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