A menos de un mes para acudir a las urnas en un clima electoral marcado más por el desencanto que por el entusiasmo, las calles y las redes sociales se saturan más de escándalos que de promesas. La apatía parece dominar un escenario político donde la contienda de este año, lenta en arrancar, pero cuando lo hizo fue con una oleada de escándalos.

Entre ellos, el primero fue el del morenista Santiago Nieto quien enfrentó un receso impuesto por una decisión del Tribunal Electoral, que luego revirtió tras una apelación. Su último acto de marchar el primero de mayo muestra que sus controversias siguen siendo un tema de discusión recurrente.

En contraste, los candidatos del PAN, Guadalupe Murguía y Agustín Dorantes, han optado por una táctica más contenida, optando por espacios más controlados y evitando mítines masivos, una estrategia que parece dirigida a conservar su base sin exponerse demasiado en un entorno electoral impredecible.

Los debates ya realizados no han sido un punto de inflexión clave en la campaña porque han resultado ser descafeinados y poco convincentes para los electores. Estos debates con poca sustancia han hecho que muchos ciudadanos se sientan aún más distantes de un proceso electoral que parece girar más en torno a la imagen que a las propuestas concretas.

La lucha por la presidencia municipal de Querétaro es ejemplo de esto donde destacan mas las controversias que las propuestas y utilizando a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) como si fuera notaría pública, los candidatos han intentado validar sus credenciales ante el votante. La figura más polémica ha sido el candidato de Morena, José María Tapia, cuya campaña ha estado plagada de preguntas sobre su patrimonio y la coherencia entre su riqueza personal y el lema de su partido de ‘primero los pobres’.

Este contraste ha intensificado los cuestionamientos sobre la autenticidad y las verdaderas prioridades de los candidatos en un momento donde la transparencia y la integridad deberían ser cruciales.

Otro incidente destacado ocurrió en Cadereyta, donde ciudadanos confrontaron al candidato a alcalde del PAN, al que acusan de encubrir un accidente. Este asunto promete captar aún más atención en los días venideros.

Mientras tanto, las campañas avanzan a paso lento y los debates no logran capturar el interés público, posiblemente porque las encuestas nacionales muestran una marcada preferencia por la candidata de Morena frente a sus competidores.

Conforme se acercan las elecciones, Querétaro enfrenta decisiones críticas que reflejan un descontento más amplio con la política tradicional. A pesar de las predicciones y encuestas, la última palabra la tienen los votantes. El resultado no sólo determinará el liderazgo local, también podría señalar tendencias políticas emergentes en México.

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