El caracol Plicopurpura pansa es un molusco que habita en la costa del Pacífico desde Baja California hasta Perú e Islas Galápagos el cual produce un fluido que, en presencia de luz y oxígeno, forma un tinte de color púrpura que es utilizado como mecanismo de defensa ante depredadores.

En las costas de Oaxaca, artesanos de diversos grupos étnicos como los chontales, huaves, nahuas y zapotecos y mixtecos trepan los acantilados para extraer el tinte sin dañar o matar a esta especie que se encuentra adherida a las rocas arriba de la marea, donde habita y recibe la brisa marina. Cada año se viaja desde las comunidades mixtecas a las costas para poder extraer este tinte y poder teñir “in situ” las madejas de hilo que ya llevan preparadas y están planeadas por los tejedores para que prenda en específico se va a tejer.

Para los mixtecos el color púrpura simboliza la fertilidad, la fuerza, el poder y la muerte, por lo que su aprovechamiento además de tener un valor económico, posee un importante valor cultural. Su tinte ha sido empleado para teñir prendas de vestir con alto valor cultural que han recorrido el mundo en bordados sobre algodón o en lana tejida en telar de cintura. Al inicio y hasta la mitad de la década de los ochenta, compañías japonesas ejercieron una explotación industrial de este caracol dentro de territorio mexicano que redujo su abundancia en las costas oaxaqueñas, lo que ocasionó que el gobierno prohibiera su explotación a nivel industrial.

Podría ser irrecuperable el caracol púrpura pansa (Plicopurpura pansa), habitante de los acantilados de Huatulco que por siglos ha dado el más puro y firme color del espectro violeta que sin fijadores resalta en blusas, faldas, diademas, rebozos y otras prendas de vestir de las culturas mixteca, chontal, zapoteca, huave y huichol, que han recorrido el mundo en bordados sobre algodón o en lana tejida en telar de cintura.

Su tinte tiene un alto valor cultural, pues se usa para teñir prendas de vestir que después son utilizadas en bordados sobre algodón o en lana tejida en telar de cintura. Como parte del conocimiento de los tintoreros, para cuidar de la especie, pintan tallas no menores de tres centímetros y acuden a teñir mensualmente, pues el periodo de recuperación de la tinta va de los 15 a los 21 días; y solo se tiene entre cuatro y seis meses para extraer el tinte ya que los seis u ocho meses restantes el caracol está en estado de veta por periodo de apareamiento y crianza de estos moluscos.

Los artesanos que lo trabajan, conocen también cómo cuidar del caracol y continúan trabajando esta técnica para preservar las tradiciones y la cultura de la zona. Entre los cuidados para preservar la especie, de abril a septiembre hay un periodo de veda, cuando el caracol pone sus huevecillos para reproducirse.

En la actualidad sólo hay 19 tintoreros certificados y autorizados para llevar a cabo la extracción del caracol y de otras especies; Sin embargo, se les solicita a estos tintoreros que eviten extraerlo por la continua tendencia a la baja de las poblaciones del Caracol Púrpura. Y de seguir así, la tradición milenaria de los mixtecos tintoreros estaría en peligro de desaparecer también.

Los artesanos mexicanos buscan la promoción y desarrollo de proyectos para la conservación y recuperación del caracol púrpura pansa que genera un inigualable color mexicano. Sin duda, el caracol púrpura pansa es un legado cultural y artístico de los artesanos de México que vale la pena preservar.

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