Desde hace un mes, Universidad Crítica se propuso a realizar un balance de la gestión de la rectora Teresa García Gasca (2018-24) con el ánimo de promover la discusión y plantear escenarios futuros ante el cambio de administración. Contrastar los 5 objetivos planteados originalmente con lo logrado fue la fórmula elegida aquí. Por su naturaleza este ejercicio periodístico es limitado, pero no inútil. Se trata de mostrar con datos avances y pendientes, no proferir argumentos de grupo.

En esta última entrega, abordaremos el tema del Modelo de organización y gestión cuyo “objetivo estratégico” fue: “Privilegiar la toma de decisiones colegiada, involucrar en los procesos de evaluación y rendición de cuentas a dichos órganos y mantener actualizada la normatividad institucional que favorezca una gestión y administración eficiente y eficaz”. Dentro de este objetivo se planteaban 18 “estrategias”. Concentrémonos en dos de ellas.

El Sexto Informe reporta que el anteproyecto de Ley Orgánica está “en espera de que sea entregado a la Legislatura Local para que siga su curso legal”.

Es importante mencionar que en 2021 se creó una oficina ex profeso para cumplir con este propósito: la Dirección de Estudio y Procesos de Gestión Universitaria (DEPLU). Otra de las demandas más recurrentes hacia el interior de nuestra facultad fue “simplificar la administración universitaria” (PIDE 2019). Reducir la burocracia es una necesidad urgente, tal como muestran los resultados de las encuestas levantadas a raíz de la organización de los coloquios de investigación. Por cierto, durante la gestión de García Gasca, la dirección de investigación escaló su estatus a Secretaría.

Expandir la estructura burocrática-administrativa de la UAQ fue uno de los puntos más cuestionados durante las campañas políticas para elegir rector en octubre pasado. En sus diagnósticos, algunos opositores calcularon que se gastaban, adicionalmente, un poco más de 2 millones quincenales por este tipo de decisiones.

En entregas previas, he sostenido que los objetivos están interrelacionados cuando se trata de consolidar institucionalmente a la universidad. Ahora agregaría que una decisión dentro de un ámbito específico tiene efectos sobre otros. Es decir, la expansión burocrática merma el presupuesto (limitado) de la UAQ y, además, contradice el plan de “austeridad” propuesto. Advertir incongruencia daña la confianza que, a su vez, perjudica el clima organizacional que también se quería mejorar.

Clima organizacional, expansión burocrática y financiamiento son tres temas relacionados con el actual esquema de elección de las autoridades universitarias basado en la “auscultación vinculante” (Baltazar). Será necesario pronto trabajar para que el nuevo modelo de toma de decisiones dentro de la UAQ sea funcional utilizando datos y evidencia para así conciliar visión académica, representación política, legitimidad y eficacia institucional en bien de todas y todos. El diálogo abierto será central.

Poscríptum: Y hablando de cómo las decisiones pueden afectar la igualdad, este martes se presentará en la UAQ el libro: “Por una cancha pareja. Igualdad de oportunidades para lograr un México justo”, de Roberto Vélez y Luis Monroy. La cita es mañana a las 11:00 horas en el auditorio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. No falten y discutamos.

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